miércoles, 2 de marzo de 2011

Manifiesto de Primo de Rivera

General Miguel Primo de
Rivera (1870-1930)
«Españoles: ha llegado para nosotros el momento, más temido que esperado, (...) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos, amando a la patria, no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales de la política, de los que, por una u otra razón, nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencia ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos dicen que no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único, aunque débil, freno, y llevaron a las leyes y costumbres, la poca ética sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina (...) Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria esperamos. ¡Españoles! ¡Viva España y viva el Rey!”

Localiza y sitúa el texto su naturaleza y fecha. Comenta las ideas principales del mismo.

El Manifiesto o proclama del General Primo de Rivera fue publicado el 13 de septiembre de 1923 en el periódico La Vanguardia. 

El texto es pues una fuente primaria, obra original del autor. Tiene un carácter circunstancial ya que responde a un momento histórico concreto. Formalmente ofrece características de un texto literario, un discurso, utilizando recursos para, por un lado, justificar el golpe militar, y por otro mover a la acción.

En ese contexto literario cabe destacar la presencia de adjetivos cultos y dramáticos, como clamoroso, trágico, deshonroso, tupida, tenue; palabras de contenido abstracto como patria, política, desdichas, ética, moral, equidad. Recurre a la composición en grupos de pares, sea de nombres sea de adjetivos tales como desdichas e inmoralidades, trágico y deshonroso, etc.; por último, opone dos mundos, el mundo de lo positivo relacionado con el Ejército: amor a la patria, freno al mal gobierno, ética sana, moral y equidad, moral y doctrina, virilidad; y el mundo de lo negativo, vinculado a los profesionales de la política, caracterizados por ser el origen de las desdichas e inmoralidades, la concupiscencia, la ingobernabilidad y el turno consentido.

La fecha no está reflejada en el texto ofrecido pero puede deducirse de varios datos. Primero, sucede en la Restauración por la alusión al turno; segundo, ocurre durante la Monarquía por las expresiones de ¡Viva el Rey!; y tercero, es durante la monarquía de Alfonso XIII por ser posterior al 98.

El autor puede considerarse como colectivo, ya que en la línea 1ª y en la 14ª menciona el nosotros como clara alusión al Ejército.

El texto intenta justificar el golpe de Estado, protagonizado por los militares encabezados por el General Primo de Rivera. La justificación se expresa en las siguientes ideas:
  • Ellos, los militares, han querido mantenerse en la legalidad constitucional encarnada en la Constitución de 1876. Pero las circunstancias son tales que ha llegado el momento que ellos no querían que llegase. Su actuación ha sido, pues, inevitable.
  • Además ellos, los militares, recogen el requerimiento, la demanda, la petición de los amantes de la patria.
  • No hay otra solución que liberar a la patria de los profesionales de la política (la actividad política se había convertido en la Restauración en una actividad profesional; los políticos conservadores y liberales que participan en el turno son designados por sus partidos para representar un distrito electoral que muchas veces desconocen. Son precisamente estos profesionales de la política la causa de las desdichas que se suceden desde 1898.
  • El sistema político de la Restauración, basado en el turno y el caciquismo,  tiene secuestrada la voluntad real que se limita a designar al Presidente del Gobierno entre los líderes de ambos partidos. El rey queda así disculpado de la responsabilidad del desgobierno.
  • Con su actuación, estos mismos políticos están pidiendo que gobiernen los propios militares, los únicos que a lo largo de la Historia han aportado la única ética sana, el tinte de moral y equidad que aún tienen las leyes.
  • El texto resalta el contraste entre la teoría y la práctica: en teoría las leyes tienen tinte de moral y equidad, en la práctica la política se tiñe de inmoralidad.
  • Primo de Rivera hace una crítica del sistema del turno, manchado por el caciquismo, la corrupción electoral y el encasillado, o reparto de cargos entre los partidos.

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