martes, 7 de junio de 2011

Neutralidad y objetividad en la Historia. El Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia

   
     ¿Cómo intrepretar el lío del Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia? ¿Es razonable que Luis Suárez, el redactor de la famosa entrada sobre Francisco Franco, se niegue a emplear la palabra 'dictadura'? ¿Cuáles son los límites de los conceptos de neutralidad, objetividad y compromiso político? ¿Está la historiografía española tocada por rencores políticos y de clan?
     Son las preguntas del momento, al calor de la pelea por las entradas de Franco, Azaña, Aznar, Negrín y similares. El historiador Antonio Elorza, catedrático de la Universidad Complutense, y la editora Berenice Galaz (La Esfera de los Libros) reflexionan para ELMUNDO.es.
     "El fallo es de la Academia, que ha inclumplido su obligación de revisar los textos y en la atribución de los artículos. Luis Suárez es un historiador solvente, con una obra importante, pero ¿qué relato de Franco iba a hacer él, si es el presidente de la Fundación Francisco Franco? Claro, le ha salido un Franco que es inaceptable para casi todos. Su elección ha sido un error impresentable, porque la Academia ha escogido mal, ni siquiera ha ido a la excelencia, porque tanto Viñas y Preston desde la izquierda, como Fusi desde el centro derecha habrían podido hacer unos 'francos' excelentes... O en el caso de la entrada de Carrillo. Su redactor [Luis Arranz] es un antiguo pupilo mío que, por entonces, era un carrillista obsesivo y ahora... pues ya lo puede ver".
     Al habla, Antonio Elorza. "Los encargos se han hecho de una manera arbitraria. La Academia ha hecho de Juan Palomo, como hace todo el mundo: hacer las atribuciones a los amigotes. La diferencia es que la Academia lo ha hecho con dinero público, no con el dinero de una editorial privada".
     ¿De lo que se deduce que la historiografía española es una contienda política sin rigor científico? Sí pero no. No, "porque existen certidumbres compartidas por todos los historiadores a nivel académico. Otra cosa son los historiadores no profesionales", responde Elorza. Sí, porque "esto, a veces, parece la foto de Trotsky, que cuando te quieres dar cuenta, te han borrado".
     Por cierto: César Vidal, uno de los historiadores no académicos a los que se debe de referir Elorza, ha manifestado a ELMUNDO.es que está encantado con el 'Diccionario biográfico', porque "demuestra que el emperador está desnudo", en alusión a lo que el llama "historiografía oficial".
     Siguiente pregunta: ¿cuándo se convierten las opiniones de los historiadores en fobias, actos de mala fe, mentiras...? Berenice Galaz, de La Esfera de los Libros (sello que forma parte del grupo Unidad Editorial, al que también pertenece EL MUNDO) toma el relevo: "Nosotros partimos del hecho de que la Historia no es una ciencia positiva, de que los historiadores hacen sus análisis en función de los datos que tienen y toman una dirección u otra. Creemos en que la subjetividad es legítima y creemos que el editor tiene que saber cuál es el análisis que le va a hacer".
     O sea: algo parecido a lo que dice Elorza. "Luis Suárez es un historiador de prestigio reconocido, que tiene sus líneas de análisis y que a partir de ellas llegó a su texto sobre Franco. El problema no es ése, es otro: conociéndolo, ¿es Luis Suárez la persona más apropiada para escribir la entrada de Franco en un 'Diccionario Biográfico' de la Real Academia? Pues, quizá, no".
   
La Razón
31 Mayo 11 - Madrid - Gema Pajares
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     Y  Suárez, especialista en Franco y autor de «Franco y la Iglesia» (Homo Legens), prosigue: «Hay sectores de la vida española donde no se ha cambiado ni evolucionado; en otros, en cambio, sí. Es una lástima que con el esfuerzo hecho por parte de dos generaciones para intentar borrar la desdicha de la guerra civil ahora se tire todo por la borda por puntualizar un término». La definición del régimen de Franco como «autoritario y no totalitario» ha sido la piedra de toque, lo que no comprende el historiador: «Nunca pensé que esas dos palabras pudieran causar tan hondo revuelo. El mismo Lenin explicó la diferencia entre ambos términos. Cuando se habla de un régimen totalitario se alude a un sistema que está sometido al partido. Si es autoritario, nos referiremos a un sistema en el que el partido se somete al poder del Estado. El de Franco fue un régimen autoritario; no se constituyó en jefe de Estado de un partido que ejercía el poder». Suárez  avanza un paso más allá al decir que  «se ha instalado el odio a España. Quienes ven suspicacias en esta entrada, en la de Azaña o la de Negrín, por ejemplo, es que no desean que se conozca nuestra historia». Con tanto revuelo, Gonzalo Anes, presidente de la institución, no entiende «qué es lo que se busca ni qué se pretende, pero desgraciadamente ha sucedido lo que pasa siempre que se hace algo importante en España, que las primeras críticas destructivas surgen aquí. Creía que habíamos cambiado».


Día 05/06/2011
    
     ES innegable que el franquismo fue una dictadura, y Franco, un dictador sin paliativos. Que si hubiera ganado el otro bando habríamos sufrido un régimen totalitario de izquierdas, quizá sí o quizá no, qué quieren que les diga. El hecho es que ganaron quienes ganaron e impusieron una dictadura de derechas, que fue más soportable para algunos de los vencidos que para otros, y que no satisfizo a todos los vencedores por igual. Yo nací en 1951, en una familia de vencidos por partida doble, nacionalistas vascos y republicanos. En mi caso, el franquismo fue más llevadero que para los hijos de vencidos que nacieron antes, pero me dio tiempo a enterarme de que el franquismo era una dictadura, vaya si me enteré. Una dictadura con un amplísimo apoyo interior y muchos simpatizantes en el exterior, también eso es innegable.
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EL PAÍS - Madrid - 01/06/2011
Ni el alemán Diccionario De Gruyter, ni la Gran Enciclopedia Rusa, ni el Diccionario Biográfico de los italianos, todos ellos contrastadas referencias en el ámbito de la biografía histórica, tuvieron problemas para llamar "dictador" a sus respectivos dictadores, o para relatar -simplemente con rigor histórico- las variadas tropelías y atrocidades de estos auténticos sátrapas de la Humanidad. Muy al contrario que el Diccionario Biográfico Español y su ya tristemente legendaria entrada sobre Franco firmada por el historiador Luis Suárez, y dedicada a ensalzar la valía del Generalísimo en el campo de batalla y a evitar -con todo el cariño y toda la militancia- llamarle "dictador". Lo que fue.

- ADOLF HITLER (Diccionario De Gruyter, referencia en investigación histórica). "En su discurso ante el Reichstag el 30 de enero de 1939, Hitler había profetizado que en una nueva guerra mundial 'se conseguiría el exterminio de la raza judía en Europa'. En otoño de 1941, después de estar dispuesto a aprobar la deportación de los judíos del Reich hacia el este, y cuando en diciembre una nueva guerra mundial se hizo realidad, Hitler aprobó la destrucción física de los judíos europeos".
- JOSEF STALIN (Gran Enciclopedia Rusa). "En los años 20, y en el curso de la lucha por el liderazgo en el partido y el Estado, utilizando el aparato del partido y las intrigas políticas, Stalin encabezó el Partido Comunista y estableció un régimen totalitario en todo el país. Llevó a cabo una industralización forzada del país y una colectivización por la fuerza. A fines de los años 1920-1930, eliminó a sus contrincantes reales y supuestos, e inició el terror masivo".
- BENITO MUSSOLINI (Diccionario Biográfico de los Italianos). "Figura emergente en el ámbito del recién formado Partido Nacional Fascista, inmediatamente después de la Marcha sobre Roma (1922), recibió el encargo por parte del rey de formar el Gobierno, instaurando al cabo de pocos años un régimen dictatorial. En la política internacional, afrontó la experiencia colonial en Etiopía, y se dejó involucrar en la persecución de los judíos por las buenas relaciones con la Alemania de Hitler".
- FRANCISCO FRANCO (Diccionario Biográfico Español). "Montó un régimen autoritario, pero no totalitario, ya que las fuerzas políticas que le apoyaban, Falange, Tradicionalismo y Derecha quedaron unificadas en un Movimiento y sometidas al Estado. Una guerra larga de casi tres años le permitió derrotar a un enemigo que en principio contaba con fuerzas superiores. Para ello, faltando posibles mercados, y contando con la hostilidad de Francia y Rusia, hubo de establecer compromisos con Italia y Alemania".